• viernes, 22 de noviembre de 2024

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MÉXICO, D.F., 21AGOSTO2015.-Temprano, con los primeros albores del día, comienza a sonar la chirimía, anunciando el inicio de la fiesta. La gente se despereza, las niñas se visten con los atuendos coloridos de aztecas y los niños, jóvenes y adultos por igual se enfundan en sus trajes rojos y negros para la representación de la danza de los santiagueros. Es el festejo de la Señora Santa Ana, patrona del pueblo de Santa Ana Tlacotenco, al sur de la Ciudad de México, en la delegación Milpa Alta. Durante una semana los días serán todos fiesta, comida y baile acompasado por flautas chillonas y violines que interpretan ancestrales canciones aztecas. De acuerdo con los más viejos, los festejos son los mismos con que veneraban a Ehecatl y Tezcatlipoca, deidades prehispánicas, pero ahora están dedicados a la patrona del lugar y mezclados desde hace varios siglos con la tradición católica. La celebración inicia el 25 de julio y se extiende hasta el 4 de agosto, pero se prepara desde el 3 de mayo. En si, nadie recuerda cuando surgió esta costumbre, pero ha pasado de generación en generación, uniendo al pueblo entero para sumergirse en la celebración, que se extiende en menor medida a lo largo de todo el año con misas cada mes y preparativos de los mayordomos que se harán cargo enseñar los bailes y los cantos propios de cada rito. Cada danza dura aproximadamente ocho horas y es ejecutada por diferentes cuadrillas de danzantes durante todo el día de la fiesta. Así, el pueblo se llena de Vaqueros, Aztecas, Tlacualeras, Pastoras y Santiagueros, más los que quieran sumarse, para bailar al ritmo de los tambores y las guitarras. Santa Ana Tlacotenco es una de las últimas localidades de la Ciudad de México donde el náhuatl aún tiene una fuerte presencia como lengua materna entre algunos de sus habitantes. Con la lengua, la identidad indígena se ha preservado creando manifestaciones culturales de gran riqueza que se acrisolan en la fiesta de la Señora Santa Ana, que coincide con las celebraciones en honor al Señor Santiago y antiguos ritos aztecas del valle de México. FOTO: DAVID POLO /CUARTOSCURO.COM

MÉXICO, D.F., 21AGOSTO2015.-Temprano, con los primeros albores del día, comienza a sonar la chirimía, anunciando el inicio de la fiesta. La gente se despereza, las niñas se visten con los atuendos coloridos de aztecas y los niños, jóvenes y adultos por igual se enfundan en sus trajes rojos y negros para la representación de la danza de los santiagueros. Es el festejo de la Señora Santa Ana, patrona del pueblo de Santa Ana Tlacotenco, al sur de la Ciudad de México, en la delegación Milpa Alta. Durante una semana los días serán todos fiesta, comida y baile acompasado por flautas chillonas y violines que interpretan ancestrales canciones aztecas. De acuerdo con los más viejos, los festejos son los mismos con que veneraban a Ehecatl y Tezcatlipoca, deidades prehispánicas, pero ahora están dedicados a la patrona del lugar y mezclados desde hace varios siglos con la tradición católica. La celebración inicia el 25 de julio y se extiende hasta el 4 de agosto, pero se prepara desde el 3 de mayo. En si, nadie recuerda cuando surgió esta costumbre, pero ha pasado de generación en generación, uniendo al pueblo entero para sumergirse en la celebración, que se extiende en menor medida a lo largo de todo el año con misas cada mes y preparativos de los mayordomos que se harán cargo enseñar los bailes y los cantos propios de cada rito. Cada danza dura aproximadamente ocho horas y es ejecutada por diferentes cuadrillas de danzantes durante todo el día de la fiesta. Así, el pueblo se llena de Vaqueros, Aztecas, Tlacualeras, Pastoras y Santiagueros, más los que quieran sumarse, para bailar al ritmo de los tambores y las guitarras. Santa Ana Tlacotenco es una de las últimas localidades de la Ciudad de México donde el náhuatl aún tiene una fuerte presencia como lengua materna entre algunos de sus habitantes. Con la lengua, la identidad indígena se ha preservado creando manifestaciones culturales de gran riqueza que se acrisolan en la fiesta de la Señora Santa Ana, que coincide con las celebraciones en honor al Señor Santiago y antiguos ritos aztecas del valle de México. FOTO: DAVID POLO /CUARTOSCURO.COM

MÉXICO, D.F., 21AGOSTO2015.-Temprano, con los primeros albores del día, comienza a sonar la chirimía, anunciando el inicio de la fiesta. La gente se despereza, las niñas se visten con los atuendos coloridos de aztecas y los niños, jóvenes y adultos por igual se enfundan en sus trajes rojos y negros para la representación de la danza de los santiagueros. Es el festejo de la Señora Santa Ana, patrona del pueblo de Santa Ana Tlacotenco, al sur de la Ciudad de México, en la delegación Milpa Alta. Durante una semana los días serán todos fiesta, comida y baile acompasado por flautas chillonas y violines que interpretan ancestrales canciones aztecas. De acuerdo con los más viejos, los festejos son los mismos con que veneraban a Ehecatl y Tezcatlipoca, deidades prehispánicas, pero ahora están dedicados a la patrona del lugar y mezclados desde hace varios siglos con la tradición católica. La celebración inicia el 25 de julio y se extiende hasta el 4 de agosto, pero se prepara desde el 3 de mayo. En si, nadie recuerda cuando surgió esta costumbre, pero ha pasado de generación en generación, uniendo al pueblo entero para sumergirse en la celebración, que se extiende en menor medida a lo largo de todo el año con misas cada mes y preparativos de los mayordomos que se harán cargo enseñar los bailes y los cantos propios de cada rito. Cada danza dura aproximadamente ocho horas y es ejecutada por diferentes cuadrillas de danzantes durante todo el día de la fiesta. Así, el pueblo se llena de Vaqueros, Aztecas, Tlacualeras, Pastoras y Santiagueros, más los que quieran sumarse, para bailar al ritmo de los tambores y las guitarras. Santa Ana Tlacotenco es una de las últimas localidades de la Ciudad de México donde el náhuatl aún tiene una fuerte presencia como lengua materna entre algunos de sus habitantes. Con la lengua, la identidad indígena se ha preservado creando manifestaciones culturales de gran riqueza que se acrisolan en la fiesta de la Señora Santa Ana, que coincide con las celebraciones en honor al Señor Santiago y antiguos ritos aztecas del valle de México. FOTO: DAVID POLO /CUARTOSCURO.COM

MÉXICO, D.F., 21AGOSTO2015.-Temprano, con los primeros albores del día, comienza a sonar la chirimía, anunciando el inicio de la fiesta. La gente se despereza, las niñas se visten con los atuendos coloridos de aztecas y los niños, jóvenes y adultos por igual se enfundan en sus trajes rojos y negros para la representación de la danza de los santiagueros. Es el festejo de la Señora Santa Ana, patrona del pueblo de Santa Ana Tlacotenco, al sur de la Ciudad de México, en la delegación Milpa Alta. Durante una semana los días serán todos fiesta, comida y baile acompasado por flautas chillonas y violines que interpretan ancestrales canciones aztecas. De acuerdo con los más viejos, los festejos son los mismos con que veneraban a Ehecatl y Tezcatlipoca, deidades prehispánicas, pero ahora están dedicados a la patrona del lugar y mezclados desde hace varios siglos con la tradición católica. La celebración inicia el 25 de julio y se extiende hasta el 4 de agosto, pero se prepara desde el 3 de mayo. En si, nadie recuerda cuando surgió esta costumbre, pero ha pasado de generación en generación, uniendo al pueblo entero para sumergirse en la celebración, que se extiende en menor medida a lo largo de todo el año con misas cada mes y preparativos de los mayordomos que se harán cargo enseñar los bailes y los cantos propios de cada rito. Cada danza dura aproximadamente ocho horas y es ejecutada por diferentes cuadrillas de danzantes durante todo el día de la fiesta. Así, el pueblo se llena de Vaqueros, Aztecas, Tlacualeras, Pastoras y Santiagueros, más los que quieran sumarse, para bailar al ritmo de los tambores y las guitarras. Santa Ana Tlacotenco es una de las últimas localidades de la Ciudad de México donde el náhuatl aún tiene una fuerte presencia como lengua materna entre algunos de sus habitantes. Con la lengua, la identidad indígena se ha preservado creando manifestaciones culturales de gran riqueza que se acrisolan en la fiesta de la Señora Santa Ana, que coincide con las celebraciones en honor al Señor Santiago y antiguos ritos aztecas del valle de México. FOTO: DAVID POLO /CUARTOSCURO.COM

MÉXICO, D.F., 21AGOSTO2015.-Temprano, con los primeros albores del día, comienza a sonar la chirimía, anunciando el inicio de la fiesta. La gente se despereza, las niñas se visten con los atuendos coloridos de aztecas y los niños, jóvenes y adultos por igual se enfundan en sus trajes rojos y negros para la representación de la danza de los santiagueros. Es el festejo de la Señora Santa Ana, patrona del pueblo de Santa Ana Tlacotenco, al sur de la Ciudad de México, en la delegación Milpa Alta. Durante una semana los días serán todos fiesta, comida y baile acompasado por flautas chillonas y violines que interpretan ancestrales canciones aztecas. De acuerdo con los más viejos, los festejos son los mismos con que veneraban a Ehecatl y Tezcatlipoca, deidades prehispánicas, pero ahora están dedicados a la patrona del lugar y mezclados desde hace varios siglos con la tradición católica. La celebración inicia el 25 de julio y se extiende hasta el 4 de agosto, pero se prepara desde el 3 de mayo. En si, nadie recuerda cuando surgió esta costumbre, pero ha pasado de generación en generación, uniendo al pueblo entero para sumergirse en la celebración, que se extiende en menor medida a lo largo de todo el año con misas cada mes y preparativos de los mayordomos que se harán cargo enseñar los bailes y los cantos propios de cada rito. Cada danza dura aproximadamente ocho horas y es ejecutada por diferentes cuadrillas de danzantes durante todo el día de la fiesta. Así, el pueblo se llena de Vaqueros, Aztecas, Tlacualeras, Pastoras y Santiagueros, más los que quieran sumarse, para bailar al ritmo de los tambores y las guitarras. Santa Ana Tlacotenco es una de las últimas localidades de la Ciudad de México donde el náhuatl aún tiene una fuerte presencia como lengua materna entre algunos de sus habitantes. Con la lengua, la identidad indígena se ha preservado creando manifestaciones culturales de gran riqueza que se acrisolan en la fiesta de la Señora Santa Ana, que coincide con las celebraciones en honor al Señor Santiago y antiguos ritos aztecas del valle de México. FOTO: DAVID POLO /CUARTOSCURO.COM

MÉXICO, D.F., 21AGOSTO2015.-Temprano, con los primeros albores del día, comienza a sonar la chirimía, anunciando el inicio de la fiesta. La gente se despereza, las niñas se visten con los atuendos coloridos de aztecas y los niños, jóvenes y adultos por igual se enfundan en sus trajes rojos y negros para la representación de la danza de los santiagueros. Es el festejo de la Señora Santa Ana, patrona del pueblo de Santa Ana Tlacotenco, al sur de la Ciudad de México, en la delegación Milpa Alta. Durante una semana los días serán todos fiesta, comida y baile acompasado por flautas chillonas y violines que interpretan ancestrales canciones aztecas. De acuerdo con los más viejos, los festejos son los mismos con que veneraban a Ehecatl y Tezcatlipoca, deidades prehispánicas, pero ahora están dedicados a la patrona del lugar y mezclados desde hace varios siglos con la tradición católica. La celebración inicia el 25 de julio y se extiende hasta el 4 de agosto, pero se prepara desde el 3 de mayo. En si, nadie recuerda cuando surgió esta costumbre, pero ha pasado de generación en generación, uniendo al pueblo entero para sumergirse en la celebración, que se extiende en menor medida a lo largo de todo el año con misas cada mes y preparativos de los mayordomos que se harán cargo enseñar los bailes y los cantos propios de cada rito. Cada danza dura aproximadamente ocho horas y es ejecutada por diferentes cuadrillas de danzantes durante todo el día de la fiesta. Así, el pueblo se llena de Vaqueros, Aztecas, Tlacualeras, Pastoras y Santiagueros, más los que quieran sumarse, para bailar al ritmo de los tambores y las guitarras. Santa Ana Tlacotenco es una de las últimas localidades de la Ciudad de México donde el náhuatl aún tiene una fuerte presencia como lengua materna entre algunos de sus habitantes. Con la lengua, la identidad indígena se ha preservado creando manifestaciones culturales de gran riqueza que se acrisolan en la fiesta de la Señora Santa Ana, que coincide con las celebraciones en honor al Señor Santiago y antiguos ritos aztecas del valle de México. FOTO: DAVID POLO /CUARTOSCURO.COM

MÉXICO, D.F., 21AGOSTO2015.-Temprano, con los primeros albores del día, comienza a sonar la chirimía, anunciando el inicio de la fiesta. La gente se despereza, las niñas se visten con los atuendos coloridos de aztecas y los niños, jóvenes y adultos por igual se enfundan en sus trajes rojos y negros para la representación de la danza de los santiagueros. Es el festejo de la Señora Santa Ana, patrona del pueblo de Santa Ana Tlacotenco, al sur de la Ciudad de México, en la delegación Milpa Alta. Durante una semana los días serán todos fiesta, comida y baile acompasado por flautas chillonas y violines que interpretan ancestrales canciones aztecas. De acuerdo con los más viejos, los festejos son los mismos con que veneraban a Ehecatl y Tezcatlipoca, deidades prehispánicas, pero ahora están dedicados a la patrona del lugar y mezclados desde hace varios siglos con la tradición católica. La celebración inicia el 25 de julio y se extiende hasta el 4 de agosto, pero se prepara desde el 3 de mayo. En si, nadie recuerda cuando surgió esta costumbre, pero ha pasado de generación en generación, uniendo al pueblo entero para sumergirse en la celebración, que se extiende en menor medida a lo largo de todo el año con misas cada mes y preparativos de los mayordomos que se harán cargo enseñar los bailes y los cantos propios de cada rito. Cada danza dura aproximadamente ocho horas y es ejecutada por diferentes cuadrillas de danzantes durante todo el día de la fiesta. Así, el pueblo se llena de Vaqueros, Aztecas, Tlacualeras, Pastoras y Santiagueros, más los que quieran sumarse, para bailar al ritmo de los tambores y las guitarras. Santa Ana Tlacotenco es una de las últimas localidades de la Ciudad de México donde el náhuatl aún tiene una fuerte presencia como lengua materna entre algunos de sus habitantes. Con la lengua, la identidad indígena se ha preservado creando manifestaciones culturales de gran riqueza que se acrisolan en la fiesta de la Señora Santa Ana, que coincide con las celebraciones en honor al Señor Santiago y antiguos ritos aztecas del valle de México. FOTO: DAVID POLO /CUARTOSCURO.COM

MÉXICO, D.F., 21AGOSTO2015.-Temprano, con los primeros albores del día, comienza a sonar la chirimía, anunciando el inicio de la fiesta. La gente se despereza, las niñas se visten con los atuendos coloridos de aztecas y los niños, jóvenes y adultos por igual se enfundan en sus trajes rojos y negros para la representación de la danza de los santiagueros. Es el festejo de la Señora Santa Ana, patrona del pueblo de Santa Ana Tlacotenco, al sur de la Ciudad de México, en la delegación Milpa Alta. Durante una semana los días serán todos fiesta, comida y baile acompasado por flautas chillonas y violines que interpretan ancestrales canciones aztecas. De acuerdo con los más viejos, los festejos son los mismos con que veneraban a Ehecatl y Tezcatlipoca, deidades prehispánicas, pero ahora están dedicados a la patrona del lugar y mezclados desde hace varios siglos con la tradición católica. La celebración inicia el 25 de julio y se extiende hasta el 4 de agosto, pero se prepara desde el 3 de mayo. En si, nadie recuerda cuando surgió esta costumbre, pero ha pasado de generación en generación, uniendo al pueblo entero para sumergirse en la celebración, que se extiende en menor medida a lo largo de todo el año con misas cada mes y preparativos de los mayordomos que se harán cargo enseñar los bailes y los cantos propios de cada rito. Cada danza dura aproximadamente ocho horas y es ejecutada por diferentes cuadrillas de danzantes durante todo el día de la fiesta. Así, el pueblo se llena de Vaqueros, Aztecas, Tlacualeras, Pastoras y Santiagueros, más los que quieran sumarse, para bailar al ritmo de los tambores y las guitarras. Santa Ana Tlacotenco es una de las últimas localidades de la Ciudad de México donde el náhuatl aún tiene una fuerte presencia como lengua materna entre algunos de sus habitantes. Con la lengua, la identidad indígena se ha preservado creando manifestaciones culturales de gran riqueza que se acrisolan en la fiesta de la Señora Santa Ana, que coincide con las celebraciones en honor al Señor Santiago y antiguos ritos aztecas del valle de México. FOTO: DAVID POLO /CUARTOSCURO.COM

MÉXICO, D.F., 21AGOSTO2015.-Temprano, con los primeros albores del día, comienza a sonar la chirimía, anunciando el inicio de la fiesta. La gente se despereza, las niñas se visten con los atuendos coloridos de aztecas y los niños, jóvenes y adultos por igual se enfundan en sus trajes rojos y negros para la representación de la danza de los santiagueros. Es el festejo de la Señora Santa Ana, patrona del pueblo de Santa Ana Tlacotenco, al sur de la Ciudad de México, en la delegación Milpa Alta. Durante una semana los días serán todos fiesta, comida y baile acompasado por flautas chillonas y violines que interpretan ancestrales canciones aztecas. De acuerdo con los más viejos, los festejos son los mismos con que veneraban a Ehecatl y Tezcatlipoca, deidades prehispánicas, pero ahora están dedicados a la patrona del lugar y mezclados desde hace varios siglos con la tradición católica. La celebración inicia el 25 de julio y se extiende hasta el 4 de agosto, pero se prepara desde el 3 de mayo. En si, nadie recuerda cuando surgió esta costumbre, pero ha pasado de generación en generación, uniendo al pueblo entero para sumergirse en la celebración, que se extiende en menor medida a lo largo de todo el año con misas cada mes y preparativos de los mayordomos que se harán cargo enseñar los bailes y los cantos propios de cada rito. Cada danza dura aproximadamente ocho horas y es ejecutada por diferentes cuadrillas de danzantes durante todo el día de la fiesta. Así, el pueblo se llena de Vaqueros, Aztecas, Tlacualeras, Pastoras y Santiagueros, más los que quieran sumarse, para bailar al ritmo de los tambores y las guitarras. Santa Ana Tlacotenco es una de las últimas localidades de la Ciudad de México donde el náhuatl aún tiene una fuerte presencia como lengua materna entre algunos de sus habitantes. Con la lengua, la identidad indígena se ha preservado creando manifestaciones culturales de gran riqueza que se acrisolan en la fiesta de la Señora Santa Ana, que coincide con las celebraciones en honor al Señor Santiago y antiguos ritos aztecas del valle de México. FOTO: DAVID POLO /CUARTOSCURO.COM

MÉXICO, D.F., 21AGOSTO2015.-Temprano, con los primeros albores del día, comienza a sonar la chirimía, anunciando el inicio de la fiesta. La gente se despereza, las niñas se visten con los atuendos coloridos de aztecas y los niños, jóvenes y adultos por igual se enfundan en sus trajes rojos y negros para la representación de la danza de los santiagueros. Es el festejo de la Señora Santa Ana, patrona del pueblo de Santa Ana Tlacotenco, al sur de la Ciudad de México, en la delegación Milpa Alta. Durante una semana los días serán todos fiesta, comida y baile acompasado por flautas chillonas y violines que interpretan ancestrales canciones aztecas. De acuerdo con los más viejos, los festejos son los mismos con que veneraban a Ehecatl y Tezcatlipoca, deidades prehispánicas, pero ahora están dedicados a la patrona del lugar y mezclados desde hace varios siglos con la tradición católica. La celebración inicia el 25 de julio y se extiende hasta el 4 de agosto, pero se prepara desde el 3 de mayo. En si, nadie recuerda cuando surgió esta costumbre, pero ha pasado de generación en generación, uniendo al pueblo entero para sumergirse en la celebración, que se extiende en menor medida a lo largo de todo el año con misas cada mes y preparativos de los mayordomos que se harán cargo enseñar los bailes y los cantos propios de cada rito. Cada danza dura aproximadamente ocho horas y es ejecutada por diferentes cuadrillas de danzantes durante todo el día de la fiesta. Así, el pueblo se llena de Vaqueros, Aztecas, Tlacualeras, Pastoras y Santiagueros, más los que quieran sumarse, para bailar al ritmo de los tambores y las guitarras. Santa Ana Tlacotenco es una de las últimas localidades de la Ciudad de México donde el náhuatl aún tiene una fuerte presencia como lengua materna entre algunos de sus habitantes. Con la lengua, la identidad indígena se ha preservado creando manifestaciones culturales de gran riqueza que se acrisolan en la fiesta de la Señora Santa Ana, que coincide con las celebraciones en honor al Señor Santiago y antiguos ritos aztecas del valle de México. FOTO: DAVID POLO /CUARTOSCURO.COM

MÉXICO, D.F., 21AGOSTO2015.-Temprano, con los primeros albores del día, comienza a sonar la chirimía, anunciando el inicio de la fiesta. La gente se despereza, las niñas se visten con los atuendos coloridos de aztecas y los niños, jóvenes y adultos por igual se enfundan en sus trajes rojos y negros para la representación de la danza de los santiagueros. Es el festejo de la Señora Santa Ana, patrona del pueblo de Santa Ana Tlacotenco, al sur de la Ciudad de México, en la delegación Milpa Alta. Durante una semana los días serán todos fiesta, comida y baile acompasado por flautas chillonas y violines que interpretan ancestrales canciones aztecas. De acuerdo con los más viejos, los festejos son los mismos con que veneraban a Ehecatl y Tezcatlipoca, deidades prehispánicas, pero ahora están dedicados a la patrona del lugar y mezclados desde hace varios siglos con la tradición católica. La celebración inicia el 25 de julio y se extiende hasta el 4 de agosto, pero se prepara desde el 3 de mayo. En si, nadie recuerda cuando surgió esta costumbre, pero ha pasado de generación en generación, uniendo al pueblo entero para sumergirse en la celebración, que se extiende en menor medida a lo largo de todo el año con misas cada mes y preparativos de los mayordomos que se harán cargo enseñar los bailes y los cantos propios de cada rito. Cada danza dura aproximadamente ocho horas y es ejecutada por diferentes cuadrillas de danzantes durante todo el día de la fiesta. Así, el pueblo se llena de Vaqueros, Aztecas, Tlacualeras, Pastoras y Santiagueros, más los que quieran sumarse, para bailar al ritmo de los tambores y las guitarras. Santa Ana Tlacotenco es una de las últimas localidades de la Ciudad de México donde el náhuatl aún tiene una fuerte presencia como lengua materna entre algunos de sus habitantes. Con la lengua, la identidad indígena se ha preservado creando manifestaciones culturales de gran riqueza que se acrisolan en la fiesta de la Señora Santa Ana, que coincide con las celebraciones en honor al Señor Santiago y antiguos ritos aztecas del valle de México. FOTO: DAVID POLO /CUARTOSCURO.COM

MÉXICO, D.F., 14AGOSTO2015.-Temprano, con los primeros albores del día, comienza a sonar la chirimía, anunciando el inicio de la fiesta. La gente se despereza, las niñas se visten con los atuendos coloridos de aztecas y los niños, jóvenes y adultos por igual se enfundan en sus trajes rojos y negros para la representación de la danza de los santiagueros. Es el festejo de la Señora Santa Ana, patrona del pueblo de Santa Ana Tlacotenco, al sur de la Ciudad de México, en la delegación Milpa Alta. Durante una semana los días serán todos fiesta, comida y baile acompasado por flautas chillonas y violines que interpretan ancestrales canciones aztecas. De acuerdo con los más viejos, los festejos son los mismos con que veneraban a Ehecatl y Tezcatlipoca, deidades prehispánicas, pero ahora están dedicados a la patrona del lugar y mezclados desde hace varios siglos con la tradición católica. La celebración inicia el 25 de julio y se extiende hasta el 4 de agosto, pero se prepara desde el 3 de mayo. En si, nadie recuerda cuando surgió esta costumbre, pero ha pasado de generación en generación, uniendo al pueblo entero para sumergirse en la celebración, que se extiende en menor medida a lo largo de todo el año con misas cada mes y preparativos de los mayordomos que se harán cargo enseñar los bailes y los cantos propios de cada rito. Cada danza dura aproximadamente ocho horas y es ejecutada por diferentes cuadrillas de danzantes durante todo el día de la fiesta. Así, el pueblo se llena de Vaqueros, Aztecas, Tlacualeras, Pastoras y Santiagueros, más los que quieran sumarse, para bailar al ritmo de los tambores y las guitarras. Santa Ana Tlacotenco es una de las últimas localidades de la Ciudad de México donde el náhuatl aún tiene una fuerte presencia como lengua materna entre algunos de sus habitantes. Con la lengua, la identidad indígena se ha preservado creando manifestaciones culturales de gran riqueza que se acrisolan en la fiesta de la Señora Santa Ana, que coincide con las celebraciones en honor al Señor Santiago y antiguos ritos aztecas del valle de México. FOTO: DAVID POLO /CUARTOSCURO.COM

MÉXICO, D.F., 14AGOSTO2015.-Temprano, con los primeros albores del día, comienza a sonar la chirimía, anunciando el inicio de la fiesta. La gente se despereza, las niñas se visten con los atuendos coloridos de aztecas y los niños, jóvenes y adultos por igual se enfundan en sus trajes rojos y negros para la representación de la danza de los santiagueros. Es el festejo de la Señora Santa Ana, patrona del pueblo de Santa Ana Tlacotenco, al sur de la Ciudad de México, en la delegación Milpa Alta. Durante una semana los días serán todos fiesta, comida y baile acompasado por flautas chillonas y violines que interpretan ancestrales canciones aztecas. De acuerdo con los más viejos, los festejos son los mismos con que veneraban a Ehecatl y Tezcatlipoca, deidades prehispánicas, pero ahora están dedicados a la patrona del lugar y mezclados desde hace varios siglos con la tradición católica. La celebración inicia el 25 de julio y se extiende hasta el 4 de agosto, pero se prepara desde el 3 de mayo. En si, nadie recuerda cuando surgió esta costumbre, pero ha pasado de generación en generación, uniendo al pueblo entero para sumergirse en la celebración, que se extiende en menor medida a lo largo de todo el año con misas cada mes y preparativos de los mayordomos que se harán cargo enseñar los bailes y los cantos propios de cada rito. Cada danza dura aproximadamente ocho horas y es ejecutada por diferentes cuadrillas de danzantes durante todo el día de la fiesta. Así, el pueblo se llena de Vaqueros, Aztecas, Tlacualeras, Pastoras y Santiagueros, más los que quieran sumarse, para bailar al ritmo de los tambores y las guitarras. Santa Ana Tlacotenco es una de las últimas localidades de la Ciudad de México donde el náhuatl aún tiene una fuerte presencia como lengua materna entre algunos de sus habitantes. Con la lengua, la identidad indígena se ha preservado creando manifestaciones culturales de gran riqueza que se acrisolan en la fiesta de la Señora Santa Ana, que coincide con las celebraciones en honor al Señor Santiago y antiguos ritos aztecas del valle de México. FOTO: DAVID POLO /CUARTOSCURO.COM

MÉXICO, D.F., 14AGOSTO2015.-Temprano, con los primeros albores del día, comienza a sonar la chirimía, anunciando el inicio de la fiesta. La gente se despereza, las niñas se visten con los atuendos coloridos de aztecas y los niños, jóvenes y adultos por igual se enfundan en sus trajes rojos y negros para la representación de la danza de los santiagueros. Es el festejo de la Señora Santa Ana, patrona del pueblo de Santa Ana Tlacotenco, al sur de la Ciudad de México, en la delegación Milpa Alta. Durante una semana los días serán todos fiesta, comida y baile acompasado por flautas chillonas y violines que interpretan ancestrales canciones aztecas. De acuerdo con los más viejos, los festejos son los mismos con que veneraban a Ehecatl y Tezcatlipoca, deidades prehispánicas, pero ahora están dedicados a la patrona del lugar y mezclados desde hace varios siglos con la tradición católica. La celebración inicia el 25 de julio y se extiende hasta el 4 de agosto, pero se prepara desde el 3 de mayo. En si, nadie recuerda cuando surgió esta costumbre, pero ha pasado de generación en generación, uniendo al pueblo entero para sumergirse en la celebración, que se extiende en menor medida a lo largo de todo el año con misas cada mes y preparativos de los mayordomos que se harán cargo enseñar los bailes y los cantos propios de cada rito. Cada danza dura aproximadamente ocho horas y es ejecutada por diferentes cuadrillas de danzantes durante todo el día de la fiesta. Así, el pueblo se llena de Vaqueros, Aztecas, Tlacualeras, Pastoras y Santiagueros, más los que quieran sumarse, para bailar al ritmo de los tambores y las guitarras. Santa Ana Tlacotenco es una de las últimas localidades de la Ciudad de México donde el náhuatl aún tiene una fuerte presencia como lengua materna entre algunos de sus habitantes. Con la lengua, la identidad indígena se ha preservado creando manifestaciones culturales de gran riqueza que se acrisolan en la fiesta de la Señora Santa Ana, que coincide con las celebraciones en honor al Señor Santiago y antiguos ritos aztecas del valle de México. FOTO: DAVID POLO /CUARTOSCURO.COM

MÉXICO, D.F., 14AGOSTO2015.-Temprano, con los primeros albores del día, comienza a sonar la chirimía, anunciando el inicio de la fiesta. La gente se despereza, las niñas se visten con los atuendos coloridos de aztecas y los niños, jóvenes y adultos por igual se enfundan en sus trajes rojos y negros para la representación de la danza de los santiagueros. Es el festejo de la Señora Santa Ana, patrona del pueblo de Santa Ana Tlacotenco, al sur de la Ciudad de México, en la delegación Milpa Alta. Durante una semana los días serán todos fiesta, comida y baile acompasado por flautas chillonas y violines que interpretan ancestrales canciones aztecas. De acuerdo con los más viejos, los festejos son los mismos con que veneraban a Ehecatl y Tezcatlipoca, deidades prehispánicas, pero ahora están dedicados a la patrona del lugar y mezclados desde hace varios siglos con la tradición católica. La celebración inicia el 25 de julio y se extiende hasta el 4 de agosto, pero se prepara desde el 3 de mayo. En si, nadie recuerda cuando surgió esta costumbre, pero ha pasado de generación en generación, uniendo al pueblo entero para sumergirse en la celebración, que se extiende en menor medida a lo largo de todo el año con misas cada mes y preparativos de los mayordomos que se harán cargo enseñar los bailes y los cantos propios de cada rito. Cada danza dura aproximadamente ocho horas y es ejecutada por diferentes cuadrillas de danzantes durante todo el día de la fiesta. Así, el pueblo se llena de Vaqueros, Aztecas, Tlacualeras, Pastoras y Santiagueros, más los que quieran sumarse, para bailar al ritmo de los tambores y las guitarras. Santa Ana Tlacotenco es una de las últimas localidades de la Ciudad de México donde el náhuatl aún tiene una fuerte presencia como lengua materna entre algunos de sus habitantes. Con la lengua, la identidad indígena se ha preservado creando manifestaciones culturales de gran riqueza que se acrisolan en la fiesta de la Señora Santa Ana, que coincide con las celebraciones en honor al Señor Santiago y antiguos ritos aztecas del valle de México. FOTO: DAVID POLO /CUARTOSCURO.COM

MÉXICO, D.F., 14AGOSTO2015.-Temprano, con los primeros albores del día, comienza a sonar la chirimía, anunciando el inicio de la fiesta. La gente se despereza, las niñas se visten con los atuendos coloridos de aztecas y los niños, jóvenes y adultos por igual se enfundan en sus trajes rojos y negros para la representación de la danza de los santiagueros. Es el festejo de la Señora Santa Ana, patrona del pueblo de Santa Ana Tlacotenco, al sur de la Ciudad de México, en la delegación Milpa Alta. Durante una semana los días serán todos fiesta, comida y baile acompasado por flautas chillonas y violines que interpretan ancestrales canciones aztecas. De acuerdo con los más viejos, los festejos son los mismos con que veneraban a Ehecatl y Tezcatlipoca, deidades prehispánicas, pero ahora están dedicados a la patrona del lugar y mezclados desde hace varios siglos con la tradición católica. La celebración inicia el 25 de julio y se extiende hasta el 4 de agosto, pero se prepara desde el 3 de mayo. En si, nadie recuerda cuando surgió esta costumbre, pero ha pasado de generación en generación, uniendo al pueblo entero para sumergirse en la celebración, que se extiende en menor medida a lo largo de todo el año con misas cada mes y preparativos de los mayordomos que se harán cargo enseñar los bailes y los cantos propios de cada rito. Cada danza dura aproximadamente ocho horas y es ejecutada por diferentes cuadrillas de danzantes durante todo el día de la fiesta. Así, el pueblo se llena de Vaqueros, Aztecas, Tlacualeras, Pastoras y Santiagueros, más los que quieran sumarse, para bailar al ritmo de los tambores y las guitarras. Santa Ana Tlacotenco es una de las últimas localidades de la Ciudad de México donde el náhuatl aún tiene una fuerte presencia como lengua materna entre algunos de sus habitantes. Con la lengua, la identidad indígena se ha preservado creando manifestaciones culturales de gran riqueza que se acrisolan en la fiesta de la Señora Santa Ana, que coincide con las celebraciones en honor al Señor Santiago y antiguos ritos aztecas del valle de México. FOTO: DAVID POLO /CUARTOSCURO.COM

MÉXICO, D.F., 14AGOSTO2015.-Temprano, con los primeros albores del día, comienza a sonar la chirimía, anunciando el inicio de la fiesta. La gente se despereza, las niñas se visten con los atuendos coloridos de aztecas y los niños, jóvenes y adultos por igual se enfundan en sus trajes rojos y negros para la representación de la danza de los santiagueros. Es el festejo de la Señora Santa Ana, patrona del pueblo de Santa Ana Tlacotenco, al sur de la Ciudad de México, en la delegación Milpa Alta. Durante una semana los días serán todos fiesta, comida y baile acompasado por flautas chillonas y violines que interpretan ancestrales canciones aztecas. De acuerdo con los más viejos, los festejos son los mismos con que veneraban a Ehecatl y Tezcatlipoca, deidades prehispánicas, pero ahora están dedicados a la patrona del lugar y mezclados desde hace varios siglos con la tradición católica. La celebración inicia el 25 de julio y se extiende hasta el 4 de agosto, pero se prepara desde el 3 de mayo. En si, nadie recuerda cuando surgió esta costumbre, pero ha pasado de generación en generación, uniendo al pueblo entero para sumergirse en la celebración, que se extiende en menor medida a lo largo de todo el año con misas cada mes y preparativos de los mayordomos que se harán cargo enseñar los bailes y los cantos propios de cada rito. Cada danza dura aproximadamente ocho horas y es ejecutada por diferentes cuadrillas de danzantes durante todo el día de la fiesta. Así, el pueblo se llena de Vaqueros, Aztecas, Tlacualeras, Pastoras y Santiagueros, más los que quieran sumarse, para bailar al ritmo de los tambores y las guitarras. Santa Ana Tlacotenco es una de las últimas localidades de la Ciudad de México donde el náhuatl aún tiene una fuerte presencia como lengua materna entre algunos de sus habitantes. Con la lengua, la identidad indígena se ha preservado creando manifestaciones culturales de gran riqueza que se acrisolan en la fiesta de la Señora Santa Ana, que coincide con las celebraciones en honor al Señor Santiago y antiguos ritos aztecas del valle de México. FOTO: DAVID POLO /CUARTOSCURO.COM

MÉXICO, D.F., 14AGOSTO2015.-Temprano, con los primeros albores del día, comienza a sonar la chirimía, anunciando el inicio de la fiesta. La gente se despereza, las niñas se visten con los atuendos coloridos de aztecas y los niños, jóvenes y adultos por igual se enfundan en sus trajes rojos y negros para la representación de la danza de los santiagueros. Es el festejo de la Señora Santa Ana, patrona del pueblo de Santa Ana Tlacotenco, al sur de la Ciudad de México, en la delegación Milpa Alta. Durante una semana los días serán todos fiesta, comida y baile acompasado por flautas chillonas y violines que interpretan ancestrales canciones aztecas. De acuerdo con los más viejos, los festejos son los mismos con que veneraban a Ehecatl y Tezcatlipoca, deidades prehispánicas, pero ahora están dedicados a la patrona del lugar y mezclados desde hace varios siglos con la tradición católica. La celebración inicia el 25 de julio y se extiende hasta el 4 de agosto, pero se prepara desde el 3 de mayo. En si, nadie recuerda cuando surgió esta costumbre, pero ha pasado de generación en generación, uniendo al pueblo entero para sumergirse en la celebración, que se extiende en menor medida a lo largo de todo el año con misas cada mes y preparativos de los mayordomos que se harán cargo enseñar los bailes y los cantos propios de cada rito. Cada danza dura aproximadamente ocho horas y es ejecutada por diferentes cuadrillas de danzantes durante todo el día de la fiesta. Así, el pueblo se llena de Vaqueros, Aztecas, Tlacualeras, Pastoras y Santiagueros, más los que quieran sumarse, para bailar al ritmo de los tambores y las guitarras. Santa Ana Tlacotenco es una de las últimas localidades de la Ciudad de México donde el náhuatl aún tiene una fuerte presencia como lengua materna entre algunos de sus habitantes. Con la lengua, la identidad indígena se ha preservado creando manifestaciones culturales de gran riqueza que se acrisolan en la fiesta de la Señora Santa Ana, que coincide con las celebraciones en honor al Señor Santiago y antiguos ritos aztecas del valle de México. FOTO: DAVID POLO /CUARTOSCURO.COM

MÉXICO, D.F., 14AGOSTO2015.-Temprano, con los primeros albores del día, comienza a sonar la chirimía, anunciando el inicio de la fiesta. La gente se despereza, las niñas se visten con los atuendos coloridos de aztecas y los niños, jóvenes y adultos por igual se enfundan en sus trajes rojos y negros para la representación de la danza de los santiagueros. Es el festejo de la Señora Santa Ana, patrona del pueblo de Santa Ana Tlacotenco, al sur de la Ciudad de México, en la delegación Milpa Alta. Durante una semana los días serán todos fiesta, comida y baile acompasado por flautas chillonas y violines que interpretan ancestrales canciones aztecas. De acuerdo con los más viejos, los festejos son los mismos con que veneraban a Ehecatl y Tezcatlipoca, deidades prehispánicas, pero ahora están dedicados a la patrona del lugar y mezclados desde hace varios siglos con la tradición católica. La celebración inicia el 25 de julio y se extiende hasta el 4 de agosto, pero se prepara desde el 3 de mayo. En si, nadie recuerda cuando surgió esta costumbre, pero ha pasado de generación en generación, uniendo al pueblo entero para sumergirse en la celebración, que se extiende en menor medida a lo largo de todo el año con misas cada mes y preparativos de los mayordomos que se harán cargo enseñar los bailes y los cantos propios de cada rito. Cada danza dura aproximadamente ocho horas y es ejecutada por diferentes cuadrillas de danzantes durante todo el día de la fiesta. Así, el pueblo se llena de Vaqueros, Aztecas, Tlacualeras, Pastoras y Santiagueros, más los que quieran sumarse, para bailar al ritmo de los tambores y las guitarras. Santa Ana Tlacotenco es una de las últimas localidades de la Ciudad de México donde el náhuatl aún tiene una fuerte presencia como lengua materna entre algunos de sus habitantes. Con la lengua, la identidad indígena se ha preservado creando manifestaciones culturales de gran riqueza que se acrisolan en la fiesta de la Señora Santa Ana, que coincide con las celebraciones en honor al Señor Santiago y antiguos ritos aztecas del valle de México. FOTO: DAVID POLO /CUARTOSCURO.COM

MÉXICO, D.F., 14AGOSTO2015.-Temprano, con los primeros albores del día, comienza a sonar la chirimía, anunciando el inicio de la fiesta. La gente se despereza, las niñas se visten con los atuendos coloridos de aztecas y los niños, jóvenes y adultos por igual se enfundan en sus trajes rojos y negros para la representación de la danza de los santiagueros. Es el festejo de la Señora Santa Ana, patrona del pueblo de Santa Ana Tlacotenco, al sur de la Ciudad de México, en la delegación Milpa Alta. Durante una semana los días serán todos fiesta, comida y baile acompasado por flautas chillonas y violines que interpretan ancestrales canciones aztecas. De acuerdo con los más viejos, los festejos son los mismos con que veneraban a Ehecatl y Tezcatlipoca, deidades prehispánicas, pero ahora están dedicados a la patrona del lugar y mezclados desde hace varios siglos con la tradición católica. La celebración inicia el 25 de julio y se extiende hasta el 4 de agosto, pero se prepara desde el 3 de mayo. En si, nadie recuerda cuando surgió esta costumbre, pero ha pasado de generación en generación, uniendo al pueblo entero para sumergirse en la celebración, que se extiende en menor medida a lo largo de todo el año con misas cada mes y preparativos de los mayordomos que se harán cargo enseñar los bailes y los cantos propios de cada rito. Cada danza dura aproximadamente ocho horas y es ejecutada por diferentes cuadrillas de danzantes durante todo el día de la fiesta. Así, el pueblo se llena de Vaqueros, Aztecas, Tlacualeras, Pastoras y Santiagueros, más los que quieran sumarse, para bailar al ritmo de los tambores y las guitarras. Santa Ana Tlacotenco es una de las últimas localidades de la Ciudad de México donde el náhuatl aún tiene una fuerte presencia como lengua materna entre algunos de sus habitantes. Con la lengua, la identidad indígena se ha preservado creando manifestaciones culturales de gran riqueza que se acrisolan en la fiesta de la Señora Santa Ana, que coincide con las celebraciones en honor al Señor Santiago y antiguos ritos aztecas del valle de México. FOTO: DAVID POLO /CUARTOSCURO.COM

MÉXICO, D.F., 14AGOSTO2015.-Temprano, con los primeros albores del día, comienza a sonar la chirimía, anunciando el inicio de la fiesta. La gente se despereza, las niñas se visten con los atuendos coloridos de aztecas y los niños, jóvenes y adultos por igual se enfundan en sus trajes rojos y negros para la representación de la danza de los santiagueros. Es el festejo de la Señora Santa Ana, patrona del pueblo de Santa Ana Tlacotenco, al sur de la Ciudad de México, en la delegación Milpa Alta. Durante una semana los días serán todos fiesta, comida y baile acompasado por flautas chillonas y violines que interpretan ancestrales canciones aztecas. De acuerdo con los más viejos, los festejos son los mismos con que veneraban a Ehecatl y Tezcatlipoca, deidades prehispánicas, pero ahora están dedicados a la patrona del lugar y mezclados desde hace varios siglos con la tradición católica. La celebración inicia el 25 de julio y se extiende hasta el 4 de agosto, pero se prepara desde el 3 de mayo. En si, nadie recuerda cuando surgió esta costumbre, pero ha pasado de generación en generación, uniendo al pueblo entero para sumergirse en la celebración, que se extiende en menor medida a lo largo de todo el año con misas cada mes y preparativos de los mayordomos que se harán cargo enseñar los bailes y los cantos propios de cada rito. Cada danza dura aproximadamente ocho horas y es ejecutada por diferentes cuadrillas de danzantes durante todo el día de la fiesta. Así, el pueblo se llena de Vaqueros, Aztecas, Tlacualeras, Pastoras y Santiagueros, más los que quieran sumarse, para bailar al ritmo de los tambores y las guitarras. Santa Ana Tlacotenco es una de las últimas localidades de la Ciudad de México donde el náhuatl aún tiene una fuerte presencia como lengua materna entre algunos de sus habitantes. Con la lengua, la identidad indígena se ha preservado creando manifestaciones culturales de gran riqueza que se acrisolan en la fiesta de la Señora Santa Ana, que coincide con las celebraciones en honor al Señor Santiago y antiguos ritos aztecas del valle de México. FOTO: DAVID POLO /CUARTOSCURO.COM

MÉXICO, D.F., 14AGOSTO2015.-Temprano, con los primeros albores del día, comienza a sonar la chirimía, anunciando el inicio de la fiesta. La gente se despereza, las niñas se visten con los atuendos coloridos de aztecas y los niños, jóvenes y adultos por igual se enfundan en sus trajes rojos y negros para la representación de la danza de los santiagueros. Es el festejo de la Señora Santa Ana, patrona del pueblo de Santa Ana Tlacotenco, al sur de la Ciudad de México, en la delegación Milpa Alta. Durante una semana los días serán todos fiesta, comida y baile acompasado por flautas chillonas y violines que interpretan ancestrales canciones aztecas. De acuerdo con los más viejos, los festejos son los mismos con que veneraban a Ehecatl y Tezcatlipoca, deidades prehispánicas, pero ahora están dedicados a la patrona del lugar y mezclados desde hace varios siglos con la tradición católica. La celebración inicia el 25 de julio y se extiende hasta el 4 de agosto, pero se prepara desde el 3 de mayo. En si, nadie recuerda cuando surgió esta costumbre, pero ha pasado de generación en generación, uniendo al pueblo entero para sumergirse en la celebración, que se extiende en menor medida a lo largo de todo el año con misas cada mes y preparativos de los mayordomos que se harán cargo enseñar los bailes y los cantos propios de cada rito. Cada danza dura aproximadamente ocho horas y es ejecutada por diferentes cuadrillas de danzantes durante todo el día de la fiesta. Así, el pueblo se llena de Vaqueros, Aztecas, Tlacualeras, Pastoras y Santiagueros, más los que quieran sumarse, para bailar al ritmo de los tambores y las guitarras. Santa Ana Tlacotenco es una de las últimas localidades de la Ciudad de México donde el náhuatl aún tiene una fuerte presencia como lengua materna entre algunos de sus habitantes. Con la lengua, la identidad indígena se ha preservado creando manifestaciones culturales de gran riqueza que se acrisolan en la fiesta de la Señora Santa Ana, que coincide con las celebraciones en honor al Señor Santiago y antiguos ritos aztecas del valle de México. FOTO: DAVID POLO /CUARTOSCURO.COM

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